Omara Portuondo: “Buena Vista fue un éxito accidental”

 Por:Luisa Rebecca Valentín

SANTIAGO.-Para la gran cantante cubana Omara Portuondo el éxito del disco “Buena Vista Social Club”, que produjo Ray Cooder para World Circuits, fue una verdadera casualidad, porque ni los productores, ni los artistas tuvieron la intención de grabar música cubana, donde aparecen además Ibraim Ferrer y Compay Segundo.
   
Omara refiere que fue una grabación accidental. “Ellos iban a grabar con un grupo africano, pero el grupo no llegó, entonces surgió la idea de grabar algo de Cuba.  

Yo estaba trabajando en mi disco “La Novia del Feeling”, con Afrocuba en uno de los estudios de Egrem, en el mismo edificio y me llamaron. Subí a colaborar, por solidaridad, me dijeron que qué quería grabar, escogimos los temas. Compay hizo la segunda, Ibraim y yo hicimos un dúo y así salió todo, muy inesperado, sin planificar.        

"Nunca imaginamos que tendría tal éxito." Esa producción discográfica les permitió realizar giras internacionales de gran impacto y lograr un nuevo repunte de figuras importantes de la música cubana.

Desde que era una niña, sus padres supieron que tenía inclinaciones musicales. Comenzó a escuchar desde la infancia a María Teresa Veras, que tenía un programa por la CMQ y ella, de manera particular, recuerda que la canción “Veinte años”, escuchada de la mágica voz de la cantante cubana que inmortalizó el tema, le había conquistado desde el principio.

Ha apreciado todo tipo de género desde sus inicios. Desde el bolero, el danzón, el son, el flamenco, el vals, el folklore, el ritual yoruba y hasta el merengue, han encontrado asidero en su inigualable voz que le ha merecido el calificativo de “la novia del filin”, aquel movimiento que se inició en Cuba con César Portillo de la Luz y José Antonio Méndez, entre otros emblemáticos artistas de la isla, que mezclaron el bolero con las melodías del jazz, dando lugar a un bolero mucho más intimista y aproximante.
   
Desde temprana edad participó en orquestas, bailó con Alberto Alonso y fue bailarina en el Tropicana donde danzó llevándose del sentimiento, la melodía y el oído armónico. Permaneció por largo tiempo con la agrupación femenina Las D”Aida, donde compartió con Elena Burke y Moraima Secada. Posteriormente, inicia su exitosa carrera como solista, convirtiéndose en una intérprete simbòlica de Cuba y del bolero.
   
Su voz ha puesto un estilo peculiar a temas como "Lo que me queda por vivir", "Veinte años", "Como fue", "Lo que me queda por vivir", "Gracias a la vida", "Vuela pena", "Le dije a una rosa", "Bajo un palmar", "Sitiera", "Cómo es posible", "Killing me softly" o "Increíble" escrita por Isolina Carrillo y que precisamente en su disco "La novia del feeling" interpreta. 


Digo interpreta porque aquellas letras fuertes e irreverentes que narran la historia de una desafiante mujer ante un hombre fija postura invencible y ella, en esa memorable canción deja salir una risa burlona que completan la perfecta interpretación de la historia en cuestión. 

Le inquiero y se queda ante la duda, porque realmente, no recuerda esa risa burlona, prácticamente imperceptible que le queda tan bien a la canción. Se muestra curiosa, como si quisiera volver a escucharla y sonríe.

La tarde, apresurada, pero intensa, sugiere preguntas, sugiere cuestionantes en torno a asuntos de tipo técnico. Le digo que ninguna de sus canciones las interpreta igual, muchas tienen la dulzura de su voz grave, el sentimiento que le es tan inherente, que provoca la intimidad, ese deseo de no parar de escucharla nunca, de no morirse uno para no prescindir de ella, ni de las palabras, modos y silencios que pone a nuestros sentires...  Otras, en cambio, tienen un tono agudo, casi estridente, como si se tratase de otra intérprete, de otro ánimo, pero es ella... Es dolor y rabia, es amor y entrega, es la queja, el amor y el desamor, la certeza y el desatino. Es dos en uno, entre graves y agudos, a veces alarga las notas, otras las hace explotar. Seguimos conversando sobre ello e incrédula es ella que me mira fijamente y me dice "es usted músico, por supuesto!."

Últimamente, ha tenido mucho trabajo, una producción con María Bethania, el disco “Gracias” que incluye un dúo con Pablo Milanés en honor a Elena Burke y la grabación de temas como “Drume negrita”, “Tres palabras”, “Adiós felicidad”, “Vuela pena” y un tema escrito por su hijo Ariel Jiménez, titulado “Nuestro gran amor.” Agrega a esto su gira por Europa con Chucho Valdés.
   
Omara iniciará en lo adelante un ciclo de conferencias y piensa escribir un libro. Para ella el bolero es muy significativo, porque habla del amor y el desamor. “Si nos movemos en el mundo, es por amor, por amor a alguien, a la cultura, a la música.”

Omara se refirió además a las canciones “Confidencias de amor”, escrita por Genaro Lombida, que grabó a dúo con Pedro Rivero. “El nunca había cantado solo, ni había grabado, hicimos el tema y lo hizo muy bien.” También hizo alusión a “Sitiera”, la cual, siempre que la canta le hace visualizar los dibujos que hacía en el cuaderno cuando era niña.
   
En tiempo de merengue
En 1956 grabó un merengue con el maestro Julio Gutiérrez y lo recuerda muy bien. Señala que Jhonny Ventura la llamó para decirle que cuando se retirara iba a invitarla para que cantara con él “Patacón pisao”, pero todavía Jhonny no se retira, a pesar de que hizo una gira con ese propósito.