SONAJERO: los Vientos de ambición

Por : Grisbel Medina
Si había algún resquicio de duda, fue despejada. El sistema político dominicano no esconde los trastos sucios, los lava y zanja al aire libre, sin molestarse en dar explicaciones ni guardar las formas. 

En menos de ocho días un Presidente silencioso ha puesto a rodar un barco país a su antojo. En menos de una semana, un ex león guachimán de la Constitución -reeleccionista en la práctica- es un manso cordero acorralado por la popularidad de su antiguo estratega, el “coge o lo deja” de su compañerito de partido. 

En pocos días, fue sepultado el cadáver del presidente del PRD, quien ha mancillado el espíritu de su partido al volver a pactar con su principal adversario. 

Después de tanto cacarear el #Dímelo y auspiciarse una campaña mediática para escuchar el sentir ciudadano, Miguel Vargas vuelve a confirmar por qué no merece ni será jamás presidente de esta patria caribeña.


Hoy más que nunca se nota el verdadero color de los gatos, el refajo en los curules del Congreso, el circo que continúa siendo nuestra manera de hacer política. La Constitución, aquel pedazo de papel como profiriera Joaquín Balaguer, el líder reformista santiguado como Padre de la Democracia por el PLD, vuelve a reciclarse a favor de la reelección presidencial.

Mientras otras naciones sacuden sus columnas y destapan sus carcomas con la intención de impulsar cambios, aquí seguimos trotando en el círculo vicioso de la negociación política para repetir caras, para detentar poder, para amasar fortunas.  Las piezas que mueve el Estado tienen siempre un trasfondo político, nada es de gratis ni porque sí.

La reelección es un hecho. De ambos bandos alguna gente con cierta vergüenza renunció de posiciones en sus respectivos partidos. Y se ha visto senadores del PLD, ultra antagonistas en el discurso releccionista, compartiendo asiento y acatando jubilosos la línea de sus líderes. 

De gratis usted puede jurar que no ha sido. Al final solo se sabe que el acuerdo firmado por las partes moradas tuvo 15 puntos. Y seguiremos ignorando el alcance de las cifras que lastimosamente pagamos los contribuyentes.