El personaje versus la figura


En varias ocasiones hemos notado como muchas figuras del medio asumen personajes que en la vida real no se parecen ni remotamente.
    
Estas mismas figuras interpretan con tanto fervor esas actuaciones que terminan, en determinado momento, pareciéndose a lo que ellos consideran se trata de una simple interpretación.
    
Por lo regular la televisión incita a poses para lograr la idealización de los televidentes y la anuencia del público, en busca de lograr la mayor cantidad de adeptos posibles.
    
Sin embargo, no asimilamos que este personaje creado para divertir o amenizar un segmento pueda tener su revés y causarnos un daño colateral tanto a nivel personal como profesional.
    
Asumir roles sin medir consecuencias podría desencadenar en ideas y pensamientos de gente sin criterio, que comenta de manera aviesa en contra de esas figuras y que por supuesto el protagonista no tiene forma de controlarlo.
    
Los grandes maestros siempre han apostado por la naturalidad, espontaneidad y estilo propio dentro de la televisión.   
    
Cuando se asume el compromiso de comunicar a través de la pantalla chica se deben cumplir a cabalidad los objetivos principales de informar, educar y entretener.
   
Si bien en cierto que en su momento nos divierten ciertos chistes y comentarios de las figuras de los medios, no menos cierto es que también se convierten en monótono, ridículo y reiterativo cuando se exceden de lo normal.

Por: Marilyn Ventura