Por: Marylin Ventura
Periodista
Es impresionante el auge que ha tomado en los últimos tiempos el fenómeno de chatear y utilización de redes sociales.
Esta prácticamente, desmedida y hasta cierto punto desconsiderada en ocasiones, se ha tornado una gran realidad que nos arropa a todos por igual, sin importar clase social, edad ni condición económica.
En días pasados acudí a la puesta en circulación del libro de un colega y puedo asegurar que mientras se desarrollaba la parte protocolar el cincuenta por ciento del auditorio, en el cual me incluyo, prestaba atención a su celular.
Al visualizar aquel panorama me motivé a escribir esta columna, ya que entendí no se trataba de un asunto de educación ni de buenos modales de los presentes, ya que prácticamente todos los asistentes gozan de excelentes niveles educativos y de formación.
El hecho está en la necesidad que han creado los chat de mensajería y redes sociales, los cuales incitan a estar constantemente activos y atentos a quienes nos escriben o comentan.
Resulta de muy mal gusto esta odiosa práctica, aunque entendemos el tiempo que estamos viviendo y no negamos que la tecnología nos ha arropado a un nivel sorprendente, que estamos obnubilados ante un fenómeno que nos conecta prácticamente con todo el mundo, pero peor aún nos hemos convertido en dependientes de un aparato.
Lo ideal sería reconocer conscientemente sobre nuestros actos, reflexionar en este sentido y tomarnos un tiempo de descanso para compartir con nuestros seres queridos y disfrutar a plenitud de cualquier ambiente donde nos encontremos sin tener que prestar tanta atención al celular.
