¡Gozo!

No hay cosa tan formidable como el gozo de Dios llenando el corazón humano, él es la razón de una vida que encuentra su propósito en el terreno donde otros han sufrido, desmayado y desertado. 

Porque el gozo es la dinamita que levanta bandera de victoria y anticipa fiesta, engrosando el alma para cumplir los objetivos más difíciles. El gozo hace resistencia al desánimo, a la frustración y a la desesperanza. 

El gozo se alimenta de la fe y la presencia de Dios, absorbe esa fortaleza inexplicable que desborda la copa de nuestro entendimiento. No depende de las circunstancias, sino que crea una atmósfera que se adueña de ellas.