La intención es lo que cuenta…

Por: Marilyn Ventura

La nueva propuesta cinematográfica dominicana “Oro y polvo” sin lugar a dudas es una de las mejores producciones a nivel técnico y visual que había visto en los últimos años.


La capacidad histriónica y el talento indiscutible de cada uno de los actores que intervienen en la película, es un elemento que sencillamente no tiene discusión.

    
La producción, la fotografía, el guión y el excelente tópico que se trata en el largometraje, nos refleja que vamos avanzando pero a pasos gigantescos.  El simple hecho de contratar actores de la talla de Rafael Amaya, Carolina Guerra y Octavio Pizano suma miles al cine criollo.
    
Ahora bien, la intención de realizar una película basada en el primer cartel dominicano y narrar con lujos y detalles como se maneja el tema del narcotráfico y lavado de dinero, realmente nos preocupa.
    
Pareciera que lo estuviéramos viviendo junto con ellos.  Lo que en cierto modo podría ser un arma de doble filo para algunos jóvenes cortos de mentes, quienes podrían asumir esta película como base para algún día desarrollar el espinoso negocio.
    
Por supuesto, al final nos damos cuenta que elegir este camino podría ser la peor escogencia de nuestras vidas, aunque durante todo el trayecto de la película no dejan de llenarnos los ojos por los lujos, placeres, fama y fortuna que devenga la poderosa industria.
    
El filme vale la pena verlo en todo el sentido de la palabra, solo pedimos prudencia para llevar nuestros niños y adolescentes al cine.  A parte de ser muy violenta y cruda entiendo podría influir en la conducta de algunos desadaptados.