Obispos RD y Haití se reúnen en Mao


MAO.-En un clima de amistad y fraternidad, con el esmerado testimonio de la acogida solidaria-servicial de Mons. Diómedes Espinal, en la Resi­dencia Episcopal de la ciudad de Mao, Noroeste de República Domi­nicana, hemos celebrado nuestro En­cuentro, promovido y convocado por iniciativa de las respectivas comisiones de Pastoral Migrante de ambas Conferencias Episcopales de los dos Países (Haití- República Domini­cana).

Precedido por la oración que dirigió Mons. Launay Saturne (Obis­po de Jacmel), y la bienvenida fraterna del Obispo anfitrión, iniciamos nuestras reflexiones enmarcadas y  contextualizadas desde las realidades que viven nuestros migrantes, y los desafíos pastorales de una sola Iglesia en dos países, a la luz del Evangelio y la Doctrina del Magisterio Eclesial, especialmente el Mensaje del Papa para la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado (2016, en lo adelante JMMR)

Queremos compartirles a nuestras Diócesis Fronterizas, a nuestros dos pueblos, nuestros dos Países, un Mensaje con el Corazón Pastoral, confortados y alimentados por la Misericordia Divina, de manera que el Dios-Padre Misericordioso siga derramando su Misericordia, y ésta fortalezca la dignidad de todos y todas, con particular atención, la de nuestros empobrecidos migrantes.

Y bendiga la reunión de los dos presidentes Joseph M. Martelly, de Haití, y Danilo Medina, de R.D., aguardando extenderles el saludo a medida que fructifiquen los dos países en el justo diálogo bilateral con respeto mutuo y sin injerencia forá­nea.

1- Desde nuestra responsabilidad profética, sintonizados al bien y hermoso decir de Mons. Kennel Alphonse (Obispo de Forte Liberté): "yon nenm misyon-yon nenm Legliz- una misma misión-una misma Iglesia", nos exigimos y exigimos a los cristianos traducir la Misericordia en generosidad solidaria ante el dolor de nuestra gente, pues: "... hoy el Evangelio de la misericordia interpela las conciencias, impide que se habi­túen al sufrimiento del otro e indica caminos de respuesta que se fundan en las virtudes teologales de la fe, de la esperanza y de la caridad, desple­gándose en las obras de misericordia espirituales y corporales" (ver JMMR, 2016, párrafo 2).

2-Con el Evangelio de la justicia, es imposible obviar la fraternidad misericordiosa, marginando, discri­minando y excluyendo, ya que: "Los emigrantes son nuestros hermanos y hermanas que buscan una vida mejor lejos de la pobreza, del hambre, de la explotación y de la injusta distribución de los recursos del planeta..." (ver JMMR, 2016, párrafo 3)

3- Estamos llamados a ser testigos de la Misericordia, de manera que el amor de Dios sea revelado acogiendo al migrante: "La revelación bíblica anima a la acogida del extranjero, motivándola con la certeza de que haciendo eso se abren las puertas a Dios, y en el rostro del otro se manifiestan los rasgos de Jesucristo" (ver JMMR, 2016, párrafo 7)

4-Ante la incertidumbre, las tragedias y todo género de vicisitudes que sufren los migrantes, reasumimos este planteamiento del Papa Francis­co: "¿Cómo puede actuar la Iglesia si no inspirándose en el ejemplo y en las palabras de Jesucristo? La respuesta del Evangelio es la misericordia... la misericordia recibida de Dios... Alimenta y robustece... la solidaridad hacia al prójimo como exigencia de respuesta al amor gratuito de Dios. Así mismo, cada uno de nosotros es responsable de su prójimo: somos custodio de nuestros hermanos y hermanas, donde quiera que vivan" (ver JMMR, 2016, párrafos 8-9).

5- El derecho a no tener que emigrar. Sin pretender obstruir la movilidad humana y habiéndolo reflexionado en otros encuentros (Jimaní, marzo 2015, y Puerto Prín­cipe, agosto 2015), nos sentimos reconfirmados con las palabras del Papa Francisco: " La Iglesia apoya a todos los que se esfuerzan por defender los derechos de todos a vivir con dignidad, sobre todo ejerciendo el derecho a no tener que emigrar para contribuir al desarrollo del país de origen" (ver JMMR, 2016, párrafo 11).

6- Reconfortados en la fe Ecle­sial, como Signo de Misericordia, con la Pastoral Migrante, nos reafirma­mos y nos solidarizamos con el saludo que el Papa Francisco suscribe en el último párrafo del Mensaje JMMR: "Queridos hermanos y hermanas emigrantes y refugiados. En la raíz del Evangelio de la misericordia del en­cuentro y la acogida del otro se entrecruzan con el encuentro y la acogida de Dios: Acoger al otro es acoger a Dios en persona. No se dejen robar la esperanza y la alegría de vivir que brotan de la experiencia de la Mise­ricordia de Dios, que se manifiesta en las personas que encuentran a lo largo de su camino".

7- Que el Dios Padre Miseri­cordioso derrame bendiciones a todos y a todas. Y que les ampare, con su ternura misericordiosa, María, Jesús y José (Familia que pasó por la dolo­rosa experiencia de ser migrantes en tierra extranjera, en Egipto).