La frialdad del público

Por: Marilyn Ventura
 
Muchos se preguntan si no te gusta el artista, si no lo disfrutas y mucho menos te sientes a gusto con el tipo de música que interpreta, para qué vas a sus conciertos.
   
Esto es una cuestionante que hasta los propios cantantes se hacen cuando tienen en frente un público frívolo y sin ningunas ganas de pasarla bien.
   
Analizando este caso algunos aseguran que se trata de la clase social a la que pertenecen, donde la llamada “alcurnia” por lo regular no conecta tan fácil con lo popular.
   
Si bien es cierto que este tipo de conciertos multitudinarios no es para estar en tacones altos, ni súper maquilladas, ni los hombres con corbata, ni mucho menos con poses durante toda la noche.  Todo lo contrario es para desinhibirse, para disfrutar, bailar y gozar hasta más no poder.  
   
Quizás ahí radica el hecho de que un público muy selecto tenga el paralelismo entre lo que quiero hacer y lo que debe hacer por el qué dirán.
   
Lastimosamente esto parece haber ocurrido en los albores del concierto de Romeo Santos, donde cuentan las malas lenguas el artista se incomodó por la actitud frívola del público.
   
Por lo regular la clase alta o con dinero en este país brinda posturas innecesarias que entiendo no debe asumir en todo momento o situación.  Y es que por el simple hecho de que estar en un concierto de Romeo Santos en Punta Cana esto te brinda estatus y nivel pero sino disfrutas el artista a plenitud mejor no asistas.
   
Recordemos que sin el público el artista no es nadie, pero lo cierto es que un auditorio frívolo y desinteresado lo que hará siempre es molestar y desmotivar al intérprete, quien vive y se alimenta del aplauso y la euforia de sus fanáticos.