Por: Marilyn Ventura
El pasado sábado 26 de noviembre se celebró en el país el Día Nacional del Merengue, fecha en que se conmemora el nacimiento de nuestro ritmo autóctono.
El día del merengue llegó en medio de una vorágine de comentarios negativos sobre el género y su posible declive o baja inminente.
Otros sin embargo siguen apostando a la música nacional, patrimonio de la República Dominicana y a la proyección que tiene y sigue teniendo a nivel internacional.
Nos preguntamos, será percepción o realidad el hecho de la opinión de muchos de que el merengue se encuentra viviendo su peor momento?
Sin ningún tipo de proselitismo sobre este tenor, entiendo que como todo género necesita una reinvención, sin embargo la opinión aviesa de muchos dominicanos frustrados es lo que hace que otros se sumen a esa retórica infundada.
Si seguimos repitiendo en cada ocasión que tenemos la oportunidad de que el merengue está de capa caída, entonces serán más los que se hagan eco de esa aseveración.
Para muchos a nivel internacional el merengue es una apuesta infalible, debido a que quien se resiste cuando escucha aquel contagioso ritmo a pararse a bailar y disfrutar sobre la pista.
El merengue es insoslayable para que el país conserve su cultura y su tradición. Es nuestro ritmo por excelencia, sin importar el espacio que están ocupando actualmente otros géneros; el merengue sigue siendo la música que contagia, que une e invita a los dominicanos a celebrar.
