Cae popularidad de Danilo entre gobernantes latinos

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El desempeño de los presidentes de Guatemala y Nicaragua, Jimmy Morales y Daniel Ortega, es el mejor evaluado entre ocho mandatarios latinoamericanos medidos en enero de 2017. 

Esta es la conclusión del estudio realizado por la CID/Gallup, utilizando muestras representativas de la población nacional en cada uno de los países de interés, cada una con un mínimo de 1200 personas y un margen de error de ±2.8 puntos a nivel total.

Daniel Ortega, quien recientemente inicia un nuevo período administrativo, goza del respaldo de poco más de la mitad de la población y es además favorecido por una oposición política prácticamente inexistente, sin líderes que hoy sean reconocidos por la opinión pública. 

Jimmy Morales continúa recibiendo el respaldo de sus compatriotas, más estos cada día le reclaman mayor liderazgo en el manejo del gobierno y acciones, no solo en su lucha contra la corrupción sino en favor de disminuir el costo de vida que enfrenta la gente.

En Honduras, Juan Orlando Hernández goza de imagen positiva como persona. Además, con la campaña electoral próxima a comenzar es común que la opinión de los ciudadanos se polarice, incrementando entonces sus favorables dado el respaldo de sus copartidarios que hoy son mayoría en el país.

En República Dominicana Danilo Medina obtiene la aprobación de la mitad de ciudadanos. Él como persona sigue siendo la figura política más popular en su país, más las calificaciones hacia su gobierno se han visto afectadas en las últimas semanas por las acusaciones de corrupción contra miembros de la administración pasada.

Luis Guillermo Solís en Costa Rica continúa con calificaciones negativas. Sin embargo, él ha logrado remontar en las últimas semanas, entre otras cosas, dada la aprobación que recibió por sus acciones para enfrentar el paso del Huracán Otto por su país.

En El Salvador, Salvador Sánchez Cerén, es el presidente peor evaluado en los últimos 30 años. A él se le está recriminando un encarecimiento del costo de vida dada la falta de buenos empleos en el país y la necesidad de triunfos en la guerra que enfrenta contra la delincuencia, con pandillas que han prácticamente tomado el control en algunas áreas urbanas del país.