Por: Marilyn Ventura
Se ha vuelto toda una locura el hecho de hacer transmisiones en vivo a través de las redes sociales como una forma de interactuar con sus seguidores y recibir esa retroalimentación de parte de ellos.
Instagram y Facebook se han convertido en las más populares en este tenor, donde las figuras y celebridades han hecho suyo este recurso de mostrarse tal como son pero ahora en vivo y en directo.
Esta interacción no siempre es la más favorable, debido a que muchos “haters” aprovechan para lanzar improperios bastante fuertes contra las figuras y esparcir todo su veneno sobre la persona que hace la transmisión en vivo.
Lo peor de todo es que automáticamente se inicia una conexión en directo los comentarios de quienes escriben los puede leer todo el mundo, sin que la figura tenga el control de borrarlos o bloquearlos.
Es difícil esta situación para muchos que entienden este nuevo recuerdo de las redes los conecta más directamente con sus fanáticos, pero mucho ojo con abusar de este sistema que en vez de sumarnos a muchos les ha restado.
Ahora bien, quienes me conocen saben perfectamente lo que pienso sobre esto. Entiendo que si no tenemos nada importante que mostrar o decir para qué hacemos una transmisión en vivo.
Da mucha pena y vergüenza ver como la gente ocupa su valioso tiempo en conectarse en vivo a través de una red social para decir que se está bañando en una piscina, para mostrar lo que come o simplemente para hablar estupideces que al final no reciben la retroalimentación esperada.
Cuidemos este recurso que nos han facilitado las redes sociales, aprovechemos esta plataforma para sumar, para informar, para educar, para edificar.
