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Rafael Nuñez Director de comunicaciones de la Presidencia me dijo que yo había sido elegido para almorzar con nuestro Presidente, con gusto asistí a la casa de gobierno, después de compartir con comunicadores de todo el país, se hizo un silencio.
El Locutor José Delio Jiménez (el gabi) anunciaba la entrada del Doctor Leonel Fernández Reina, su magia llenó el salón las cariátides, sus pupilas nos iluminaron y su sonrisa nos transmitió alegría.
Entre decoración, alimentos y música apropiada, la belleza de nuestra primera dama del brazo de nuestro Presidente también hacia su entrada, después de comer, Fernández se paseó por las mesas para saludar a los allí presentes.
Nos envolvió en la claridad de la luz que habita en su Alma, nos abrió sus manos con las que construye a diario nuestras esperanzas, su sencillez se reflejaba en cada palabra con las que daba color verde esperanzador al Alelí del jardín de ese día con Leonel.
Leonel no es un Dios, es solo un hombre de carne y hueso, que vive y se actualiza a diario para dar lo mejor de si a un país que ama y para el cual procura la Estrella que ilumina la ruta del progreso.
Gracias Señor Presidente,por esos momentitos inolvidables vividos a su lado, al compartir un almuerzo y levantar con usted la copa de un buen vino tinto para brindar por la Patria de la que es hijo y orgullo de todos.
