Por :Bolivar Balcacer
Hace un largo tiempo la conocí, me la presentó mi hermana Aridia Taveras, era entonces una joven inquieta con deseos de superación, que venía abriendose camino desde Mao en el mundo de las modas, timida, pero talentosa, me refiero a Luisa Vargas.
Recuerdo que en un dialogo sostenido con ella, me dijo -seré una pieza que todos tomarán en cuenta, porque me prepararé para el triunfo- era una mujer monumental, le motivé diciendo -el mundo se inclinará ante tí en la medida que no deje páginas sobre páginas en tú camino, lee todo lo que encuentre y nutre de sabiduria tu cabeza.
No volví a verla más, hasta que en el pasado mes de Octubre, donde fui invitado por quien se ha convertido en su protector, mi otro hermano Enmanuel Imbert, me sorprendí al encontrarme en mi casa Teleuniverso, con la joven que un día me prefetizó que triunfaria, verla al lado de Enmanuel y de Jennifer Collado me alegró doblemente, tenía ante mí, tres autenticas murallas, reservas de la comunicación de mi patria.
Maslow escribió: "Yo concibo a la persona que constantemente busca autosuperarse, no como una persona ordinaria con algo agregado a su ser, sino como una persona ordinaria a la cual nada se le ha quitado. La persona promedio es simplemente un ser completo e íntegro que posee capacidades y poderes cohibidos".
Es el caso de Luisa Vargas, tiene todas las cualidades y todas las condiciones, es intrepida, inteligente, talentosa, decidida, indetenible, exploradora de los anaqueles del tiempo, en ella ví una gran figura de la comunicación que desgraciadamente no se le ha sabido dar el justo lugar que merece y que solo un visionario como Enmanuel Imbert pudo remontar en el tiempo.
Cuando crecemos intelectualmente y logramos autosuperarnos, no estamos adquiriendo algo que antes no poseíamos; estamos empezando a usar el potencial que ya se encontraba dentro de cada uno y que reposaba en nuestro subconsciente sin ser utilizado.
La autosuperación representa el compromiso hacia nuestro propio desarrollo espiritual, intelectual y profesional a través del aumento de nuestras capacidades y habilidades.
Es indudable que el contínuo crecimiento intelectual puede no ser necesario para alcanzar el éxito en otras áreas, pero es esencial para lograr una vida equilibrada, ahí ha llegado esta gran mujer dominicana
Luisa Vargas emprendió su vuelo, ha dejado a muchas y a muchos en una estación desconocida, como las aguilas ha remontado para agigantarse en un vuelo señorial y con humildad demostrar no solo su talento sino su epiritu humanista, sin perder sus raices .
El secreto de los grandes líderes está en su capacidad de servir, ella entendió eso, es que un verdadero líder es honrado, digno de confianza, ejemplar, pendiente de los demás, comprometido, atento, motivador, positivo, entusiasta, ingenioso, soñador y creativo, todas estas cualidades adornan a esta figura digna de imitación que prestigia al cibao central y a la comunicación de calidad que emana de mentes prodigiosas como la de Enmanuel Imbert