Pekín, 23 de Julio (EFE).- El empresario Lai Changxing, huido de China desde hace 12 años y considerado el fugitivo más buscado por el régimen comunista, llegó hoy a Pekín después de que las autoridades judiciales canadienses autorizaron su extradición, poniendo fin a un largo conflicto diplomático entre Pekín y Ottawa. Lai, de 53 años e implicado en la mayor operación de contrabando de la historia de la República Popular China, arribó al aeropuerto de la capital, donde la policía le leyó sus derechos y se hizo cargo de él, informó la agencia oficial Xinhua.
En un comunicado publicado hoy, el Ministerio de Seguridad Pública señaló que la detención de Lai tras tantos años de huida “muestra que finalmente un sospechoso de un crimen no puede evadir el castigo, sin importar a dónde huya".
El caso se ha prolongado durante más de una década por las reticencias de la Justicia canadiense a deportar a Lai a China, ya que su sistema legal prohíbe la extradición a países donde se aplica la pena de muerte.
China es el país donde más se utiliza la pena capital en el mundo (entre 3.000 y 10.000 ejecuciones al año, según diversas fuentes humanitarias, mientras que el Gobierno chino no da cifras oficiales).
Sin embargo, las autoridades chinas señalaron a las canadienses que Lai probablemente no será condenado a la pena capital, mientras que hoy la agencia Xinhua, citando a juristas, decía que será condenado a cadena perpetua, de ser declarado culpable de contrabando.
Lai huyó a Canadá con su familia en 1999, tras ser acusado de liderar una red de contrabando en Xiamen (provincia suroriental china de Fujian).
El caso generó tensiones en las relaciones entre China y Canadá, país que normalmente extradita a extranjeros acusados de delitos en sus naciones de origen.
También ha sido motivo de diferencias en Canadá entre el Gobierno, partidario de la deportación, y el sistema judicial, que durante años se opuso a ella con el argumento de los derechos humanos y consideró la posibilidad de ofrecer al sospechoso el estatus de refugiado.
La batalla de Lai por permanecer en Canadá comenzó a perderla este mes, cuando las autoridades de inmigración canadienses, otra institución opuesta durante años a la deportación, determinaron en un informe que el fugitivo no sería torturado o ejecutado si regresaba a China. EFE