Todo transcurría normal en el acto de proclamación de la candidata vicepresidencial del Partido de la Liberación Dominica la Doctora Margarita Cedeño de Fernández, el licenciado Ramón Ventura Camejo, nombraba a los lideres de Santiago, todos con sacos y corbatas elegantemente vestidos.
El público aplaudía como parte de la costumbre en este tipo de actividad, pero cuando Ventura Camejo hizo mención del actual Presidente de la Cámara de Diputados, el panorama cambió, aquel hombre sencillo y de aspecto humano, vestido de manera simple de pueblo, solo a cuerpo de camisa se puso de pie.
Los aplausos no cesaban, la gente congregada en la Gran Arena del Cibao, no quería que el se sentara, el coro gritaba, “Abel, Abel, Abel”, a tal punto que Eduardo Selman tuvo la necesidad de tocarlo por una pierna y decirle que ocupara de nuevo su silla. El inmenso vientre de Santiago ha parido al ruedo político y social un ser humano extraordinario.
Abel Martínez, supo esperar su tiempo, baila al ritmo de pueblo con una energía que da vida a la batalla que libra cada día al ser eje que motoriza las mejores iniciativas para hacer crecer la nación y la calidad de vida de su gente, con esa multitud gritando su nombre, se comprobó que logró ser profeta en su pueblo.
Hoy Abel Martínez recoge los frutos de un líder que siempre ha caminado hacia la verdad, sabiendo interpretar las necesidades y no dando la espalda a quienes le han llevado a la posición que con tanta dignidad desempeña. Con la existencia de líderes como Abel, el futuro del país no apagará su luz de progreso colectivo.
Dios ha formado su vida, haciendo posible que su sola presencia despierte sentimientos positivos en un pueblo que desde la Gran Arena del Cibao sin pedírselo, proclamó el amor y admiración que siente por un agente multiplicador de buenas nuevas, con visiones claras para el desarrollo de un país, que unió su voces para decirle hoy “Abel Martínez usted está aprobado”
Nota: Miguel de Jesus Rodriguez
Periodista/Abogado