Después de escuchar canciones del
cantante español Pedro Guerra y sentirme relajado, pensé en el Dios que hasta el Sol de hoy no he visto y del que solo sé lo que mi madre
con su fe me ha relatado.
Vino a mi mente la perfección que
según sus fanáticos, el puso en este mundo, sin embargo difiero, púes lo único
perfecto que existe es la mujer que cuida de nuestro cuerpo, sin maltratarnos
en su abrazo.
Aquella que nos duerme para siempre,
a esa que llamamos muerte, ella es perfecta, porque nos hace iguales, y cuando
las velas del ritual se apagan tras el paso de nueve días, solo somos pálidos
recuerdos.
Pobres y ricos tenemos el mismo trato,
la jerarquía de los poderosos, solo es historia, los privilegios y la
desigualdad social son sepultadas con los cuerpos, los gritos y agonía de los
pobres clamando por un techo digno o una migaja de pan ya no se escucharán.
Aquel hombre que disfrutaba al
mostrar sus zapatos caros y hablaba de un closet lleno de buenos trajes,
también estará igual a los demás descalzo y con ropa desgarrada por los años de entierro.
Todos son inquilinos del mismo nivel,
sin importar que sea en una tumba bajo la tierra y su Cruz o un Nicho al estilo
mansión, las oportunidades son las mismas, ricos y pobres por la putrefacción pasarán
antes de que de su cuerpo solo quede el esqueleto.
Entonces, desde hoy comencemos a dibujar
sonrisas sinceras en nuestros labios, a ser solidarios dando la mano al que lo
necesita y entender que un día nuestros corazones dejan de latir anunciando que
hemos perdido la batalla.
La muerte nos pone en igualdad de
condiciones, sin vehiculo del año, sin hambre de poder, la muerte apaga la luz
y sin nada que decir, dormimos bajo la lluvia que besa la tierra, sí acaso fue Dios que la hizo, yo lo felicito, por
diseñar el único acto perfecto que existe.
Por: Miguel de jesus Rodriguez
Periodista/Locutor