Adrian Mas puso en Jaque y le dio Mate a los demas actores

Desde los tiempos de Nueva Yol no recuerdo que el público aplaudiera en forma espontánea al finalizar una película criolla.

                          

De entrada,  esto representa una excelente credencial para Jaque Mate, el filme nacional de reciente estreno.

                                                

Durante la proyección, la gente se mantiene elucubrando en torno a lo que podría pasar y los desenlaces potenciales, otra buena reacción.

                                           

Jaque Mate no se parece a ninguna otra producción nacional anterior, aunque en verdad hilvana una serie de clichés, personajes y situaciones ya muy trillados en la gran industria del cine estadounidense.

De seguro que esto es producto de la notable influencia,  o mas bien, obsesión que manifiesta el director Jose Maria Cabral de parte de Hollywood.                                            

A menudo, Cabral, quien en su vertiente social se decanta por perseguir al contestatario y casi subversivo Michael Moore, se empeña en refozar la puesta en escena y el ritmo de sus secuencias.

Sin embargo, no pone igual tesón en afinar las historias, el argumento, la psicología de sus personajes,  e igualmente, se descuidó al no corregir las actuaciones.                                        

Con el cubano Adrian Mas no tuvo esa dificulta, pues su interpretación protagónica es totalmente convincente.                                      

 Al parece, la fuerza interpretativa de Mas fue tan marcada que arrastró a otros integrantes del elenco a copiar ridiculamennte su acento cubano.

                                                

Hay un desbalance muy claro entre la actuación de Adrian y la de su antagónico Frank Perozo, quien agota la intervención mas indisciplina, anarquíca y falta de rigor que registre cualquier otra película local de importancia. 

 Al parecer, Perozo quiso dárselas de Al Pacino y Marlon Brando,  en El Padrino, pero sus improvisaciones solo lograron sacar de situación a su desafiante personaje.                    

Uno se pregunta que llevo a Cabral a encomendar a Alfonso Rodríguez un papel primordial como el del Coronel.                                              

Cierto que Rodríguez no tienes las limitaciones de expresividad de Nashla Bogart y de Sergio Carlos, pero el problema  es que trabaja muy poco para caracterizar sus personajes.   

Este coronel luce inamovible e irregular cuando está llamado a ser eje de las desiones para enfrentar la situación de conflicto.                    

Luis Manuel Aguiló, sobreactuado como es su costumbre, en  el papel de dueño del canal, está obviamente de más y pudo ser perfectamente eliminado en la edición, sin afectar la trama en nada.                                                    

Lo bueno es que público al parecer asimila de buen grado esta producción, y por eso acepta y debate sobre el final relativamente abierto que presenta el guión.

     

Por :Johnny Arrendel