Por:Félix López Torres/ Médico
En los años 70 con los trabajos
de Irving Zola, Peter Conrad y Thomas Szasz, el término medicalización empezó a
utilizarse para criticar la forma como los médicos controlaban a la sociedad
haciendo negocios con la salud: "la medicalización es convertir problemas
personales, laborales o sociales, en problemas médicos, creándoles dependencias
y necesidades ficticias a los individuos.
Es sobre todo, una pérdida de autonomía
de las personas que renuncian a la posibilidad de ejercer un cuidado
responsable de sí mismas. Es una expresión de la medicina-negocio como demanda
de la mercantilización y la globalización neoliberal de la salud. Es parte del
modelo biomédico y consumista de la salud y la enfermedad" (1).
En 1975 Ivan Illich en su libro
Némesis Médica señala a la opinión pública mundial el problema del
funcionamiento de las instituciones del saber y del poder de los médicos:
"la excesiva medicalización de la sociedad fomenta dolencias reforzando
una sociedad enferma que no sólo preserva a sus miembros defectuosos, sino que
también multiplica exponencialmente la demanda del papel del médico" (2).
La medicalización se manifiesta
en la instauración del monopolio curador de los médicos, en la práctica de
hospitalizaciones innecesarias, o cuando el médico insiste en controlar a
pacientes ya declarados terminales. Pacientes desahuciados son llevados a una
sala de cuidados intensivos con el único interés de lo pecuniario… hasta que
fallecen en la misma unidad.
A pesar de no cumplir con el objetivo médico de
curar, a pesar de la mortalidad, esos médicos cobran honorarios de la misma
magnitud con que lo harían en los casos en que la labor médica haya rendido
beneficios a la salud de los pacientes. "La muerte mecánica ha vencido y
destruido a las demás muertes" (3).
Detrás de la medicalización se
encuentra un poderoso complejo médico industrial que impulsa, en todos los
sectores sociales, el consumismo de consultas, medicinas, internamientos y todo
lo relacionado con la salud. El paciente es un mero cliente de la industria
médica: "queda reducido a un objeto en reparación, deja de ser un sujeto
al que se le ayuda a curar" (4).
El complejo médico industrial transforma
a la ciencia médica en una maquinaria donde el uso de tecnologías suprime las
viejas concepciones de la semiología médica: hablar, revisar y examinar al
paciente.
"La medicina ya no es
clínica sino 'científica' y está empeñada en aplicar tratamientos sea cual sea
el resultado previsible" (5). Saturan al paciente de estudios y de
medicamentos procurando únicamente el beneficio económico que aportan sus
indicaciones a través de comisiones que devengan en papel moneda, en pago de
viajes y en pago de congresos médicos.
"En la actualidad la
medicina se encuentra con la economía porque puede producir directamente
riqueza en la medida en que la salud constituye un deseo para unos y un lucro
para otros. La salud en cuanto se convirtió en objeto de consumo que puede ser
producido por unos laboratorios farmacéuticos, médicos, etc., y consumidos por
otros (los enfermos posibles y reales), adquirió importancia económica y se
introdujo en el mercado.
El cuerpo humano introducido en el mercado por
intermedio del consumo de salud. Vivimos en una somatocracia". (6)
"La introducción del cuerpo
humano y de la salud en el sistema de consumo y de mercado no ha elevado de una
manera correlativa y proporcional el nivel de salud. En cuanto el nivel de vida
se define por la capacidad de consumo de los individuos, el crecimiento del consumo
humano, que aumenta igualmente el nivel de salud, no mejora en la misma
proporción en que aumenta el consumo médico. En el momento en que el consumo
médico se coloca en el medio real, se observa que las variedades del medio, en
particular el gasto en alimentos, la educación y los ingresos familiares, son
factores que influyen mas que éste en la tasa de mortalidad. El nivel de
consumo médico y el nivel de salud no guardan relación directa, lo que revela
una paradoja económica de un crecimiento de consumo que no va acompañado de
ningún fenómeno positivo del lado de la salud, la morbilidad y la
mortalidad". (7)
La dimensión de la medicalización
no tiene límites. La publicidad de productos y de servicios médicos ha
penetrado por todas las rendijas de la sociedad haciendo a las personas
totalmente dependientes de este fenómeno. "La tasa de mujeres que durante
el embarazo usa medicamentos opiáceos ha aumentado cinco veces entre el 2000 y
el 2009 y la de recién nacidos que sufren síndrome de abstinencia neonatal se
ha triplicado. Este síndrome causa una amplia variedad de síntomas, incluida la
irritabilidad intensificada, hipertonía (o tono muscular exacerbado),
temblores, intolerancia a la alimentación, espasmos y dificultades
respiratorias". (8)
La medicalización ha llegado a un
extremo tal que ha condicionado a las personas de una manera tan obsesiva a que
hay que hacerse un sinnúmero de análisis, de estudios de gabinete (en muchos
casos innecesarios), para así inducir la ingesta de medicamentos para todo. De esta
forma, la población llega hasta a dudar del médico que no actúa siguiendo los
condicionamientos establecidos por la industria biomédica. En un medio carente
de normas, las personas quedan tan condicionadas que, caminan como autómatas,
hacia el paredón de procedimientos que tienen un alto principio de
incertidumbre. Prácticamente, ya ha quedado establecida la tiranía de la
medicalización "que enmascara las condiciones políticas que minan la salud
de la sociedad" (9).
"La educación actúa sobre el
nivel de vida en una proporción dos veces y media mayor que el consumo médico.
Por consiguiente, para alcanzar una vida prolongada es preferible seguir lo que
le indica su nivel de educación que el consumo médico" (10).
"Es a las condiciones
sociales de las comunidades a lo que se le debería prestar mas atención. El
factor esencial para vencer una epidemia es el ambiente: la alimentación, la
vivienda, las condiciones de trabajo, y el grado de cohesión comunitaria. La
gente sana es la que vive en hogares sanos a base de un régimen alimenticio
sano; en un ambiente igualmente adecuado para nacer, crecer, trabajar, curarse
y morir" (11).
A la medicina preventiva se le
dedica poco interés debido a que perjudicaría las enormes ganancias que se
obtienen con la pretendida medicina curativa. Para atenuar la medicalización de
la sociedad hace falta "un despertar ético y la recuperación de la
autonomía personal para adoptar de forma compartida con sus médicos las
decisiones que deben definir los objetivos terapéuticos" (12).
1. Campaña EFG. 2007
2. Ivan Illich
3. Ivan Illich
4. Ivan Illich
5. Ivan Illich
6. Michel Foucault
7. Michel Foucault
8. Journal of the American
Medical Association (JAMA)
9. Ivan Illich
10. Michel Foucault
11. Ivan Illich
12. Ivan Illich