Por:Ramón Rodríguez (Monchy)
Para responder con acierto en estos tiempos complicados, el liderazgo de las organizaciones políticas debe sustentarse en la capacidad para concertar decisiones, y en el compromiso con los valores, el avance y el bienestar de los pueblos.
Precisamente, ese es el sentimiento manifestado por el presidente Danilo Medina, para enfrentar los problemas sociales, y como él mismo lo ha expresado: la población observó en él la oportunidad de llegar a dirigir los destinos de la nación, y que esa noble actitud le serviría de orientación y estímulo para hacer un buen gobierno.
Con una postura optimista, Danilo Medina le recordó a la nación: “Decidí servir a mi país en cualquier circunstancia de la vida, por eso no me asustan los malos momentos que está viviendo el mundo, no tengo miedo de enfrentar decisiones y dificultades, yo me preparé para gobernar a la República Dominicana, en los buenos y los malos momentos”.
Justamente, el país necesita de eficientes políticas sociales para que la mayoría de la población disfrute del derecho a viviendas dignas, mejor calidad en la educación, adecuada asistencia de salud, agua potable, eficiente sistema eléctrico, así como de mejores empleos y seguridad ciudadana.
Por ejemplo, para combatir la pobreza y las desigualdades en el campo, hay que apoyar con políticas de desarrollo a la elevada proporción de familias que ejercen actividades productivas en las zonas rurales, con mayor inversión en servicios de salud y educación, con apoyo técnico y facilidades crediticias. El asunto es conectar con eficacia las políticas sociales con las económicas.
Además, se precisa estimular las asociaciones de las pequeñas unidades productivas agropecuarias, para asegurar su fortaleza organizativa, el acceso y aprovechamiento de los recursos naturales e incentivar la producción y la permanente conexión con los mercados.
Al analizar el contenido de las propuestas políticas del presidente de la República y alto dirigente del Partido de la Liberación Dominicana, se observa que la inversión social en su plan de gobierno constituye un factor preponderante para combatir la pobreza.
En esa dinámica, el Banco de los Pobres, un organismo de refuerzo, financiamiento y aprendizaje para los sectores marginados de la riqueza social, se convertiría en un soporte importante de las políticas estatales para dinamizar la prosperidad de millones de dominicanos.
Naturalmente, el país requiere de recursos para que el nuevo gobierno pueda emprender los alcances de su promisoria agenda de políticas públicas. Al respecto ya se han pronunciado importantes empresarios nacionales.
Ahora, lo que manda el momento y la reflexión es que la clase económica y política de la nación se encaminen hacia la concertación de una reforma fiscal razonable y equitativa, para impulsar la justicia social, y con ello, el desarrollo de la nación.