Un anciano de escaso pelo grisáceo, que iba a juego con sus cejas y
barba, entró en una joyería de Kent (Inglaterra) el pasado julio. Cuando
salió, se había llevado 50.000 libras (más de 62.000 euros) en joyas a
punta de pistola. Un mes antes, un joven rastafari había entrado en otra
joyería de Mayfair (Londres) y salido con 100.000 libras (12.500 euros)
en joyas usando la misma técnica.
Y hace pocos días, Miles Alura, un adolescente de 16 años, entró en una cárcel de Kingston para no salir en los próximos cinco años. Él es el protagonista de estas tres historias: un joven londinense que se valía de maquillaje profesional y disfraces para no ser reconocido al atracar joyerías de las que salía con jugosos botines.
Quizá Alura fuera el más brillante de los tres jóvenes que organizaron estos atracos, un maestro del disfraz que casi recordaría a un villano de Scooby Doo de no ser porque estos crímenes fueron reales: la intimidación a la que sometió al personal de las joyerías mientras los maniataba era tan auténtico como el dinero que se llevaba (las pistolas que usaba para tal fin, no).
Sus cómplices, cuyos nombres no se puede revelar, eran dos chicos de 15 años; uno proveniente de Stoke Newington, que pasará tres años en la cárcel y otro de Holloway, que estará 12 meses detenido. Ambos están acusados de conspirar para atracar y poseer un arma de fuego de imitación.
Alura fue detenido en julio, después de atracar la joyería de Kent. Había maniatado a los trabajadores (y a un perro) usando esposas y la correa del tuso, pero un testigo llamó a la policía. El joven fue hallado en un jardín cercano, junto con sus dos pistolas falsas y partes de su disfraz.
Estuvo a punto de escapar (corrió casi unos cinco kilómetros), pero finalmente los agentes dieron con él y, a partir de ahí, fue cuestión de tiempo hasta que se vinculó este suceso con el robo de la otra joyería en Londres. Los dueños habían relatado cómo un rastafari entró con un amigo en el establecimiento hablando de joyas, pero entonces habían saltado sobre el otro lado del mostrador y amenazaron al personal.
"Es sorprendente saber que tres estudiantes fueron capaces de infligir semejante nivel de violencia y que se esforzaron de forma tan extraordinaria para investigar, planificar y salir impunes de estos crímenes, como demuestra el sofisticado disfraz de Alura", ha explicado Vicky Bailey, agente experta en crímenes especiales de la policía de Londres.
"Estos jóvenes ahora se enfrentan a una considerable temporada en prisión, donde tendrán tiempo de pensar en las consecuencias de sus actos".
acceso365.com
Y hace pocos días, Miles Alura, un adolescente de 16 años, entró en una cárcel de Kingston para no salir en los próximos cinco años. Él es el protagonista de estas tres historias: un joven londinense que se valía de maquillaje profesional y disfraces para no ser reconocido al atracar joyerías de las que salía con jugosos botines.
Quizá Alura fuera el más brillante de los tres jóvenes que organizaron estos atracos, un maestro del disfraz que casi recordaría a un villano de Scooby Doo de no ser porque estos crímenes fueron reales: la intimidación a la que sometió al personal de las joyerías mientras los maniataba era tan auténtico como el dinero que se llevaba (las pistolas que usaba para tal fin, no).
Sus cómplices, cuyos nombres no se puede revelar, eran dos chicos de 15 años; uno proveniente de Stoke Newington, que pasará tres años en la cárcel y otro de Holloway, que estará 12 meses detenido. Ambos están acusados de conspirar para atracar y poseer un arma de fuego de imitación.
Alura fue detenido en julio, después de atracar la joyería de Kent. Había maniatado a los trabajadores (y a un perro) usando esposas y la correa del tuso, pero un testigo llamó a la policía. El joven fue hallado en un jardín cercano, junto con sus dos pistolas falsas y partes de su disfraz.
Estuvo a punto de escapar (corrió casi unos cinco kilómetros), pero finalmente los agentes dieron con él y, a partir de ahí, fue cuestión de tiempo hasta que se vinculó este suceso con el robo de la otra joyería en Londres. Los dueños habían relatado cómo un rastafari entró con un amigo en el establecimiento hablando de joyas, pero entonces habían saltado sobre el otro lado del mostrador y amenazaron al personal.
"Es sorprendente saber que tres estudiantes fueron capaces de infligir semejante nivel de violencia y que se esforzaron de forma tan extraordinaria para investigar, planificar y salir impunes de estos crímenes, como demuestra el sofisticado disfraz de Alura", ha explicado Vicky Bailey, agente experta en crímenes especiales de la policía de Londres.
"Estos jóvenes ahora se enfrentan a una considerable temporada en prisión, donde tendrán tiempo de pensar en las consecuencias de sus actos".
acceso365.com