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Al recorrer la ciudad se soprende uno de los tantos restaurantes, lounges, café y bares que están cerrando sus puertas con apenas meses de haber inaugurado e iniciado operaciones.
En cualquier esquina donde antes operaba un establecimiento de este tipo, se puede verificar que el negocio ha sido clausurado.
Miles de pesos en decoración y mobiliario perdido, además de los gastos en que han incurrido para la instalación.
Por un lado está la realidad de que aún cuando tenemos una población en crecimiento, el volumen de gente en posibilidad de acudir y llenar tantos lugares que sin ningun estudio o planificación se establecen, los presupuestos de que se dispone para ese tipo de actividades se están empleando de manera más consciente.
Cualquiera lo piensa dos veces, antes de salir a comer a un restaurante o a compartir unos tragos en un bar, discoteca o lounge.
Los incrementos de los precios de los artículos de consumo se han elevado a niveles que espantan, mucho más ahora con el itebis al 18 por ciento, sin contar la propina de Ley, ni tampoco la voluntaria.
Quienes han tenido la costumbre de comer fuera de la casa y salir a divertirse, hoy día planifican mejor la salida o hacen fiestas y encuentros hogareños.
El ahorro es significativo, comprando a precios del supermercado, y alquilando un camarero en caso de ser necesario.
La gente del pueblo es la primera que ha acudido a medios alternativos en los colmadones y en los denominados "drinks" y "liquer stores".
Quienes de manera ligera se dedican a hacer inversiones en negocios de bares y restaurantes deberían por lo menos hacer una planificación en base a estudios de mercadeo.
Lograrían anticipar las cosas, y se evitarían las pérdidas millonarias que varios están sufriendo.
Por:Joseph Cáceres
Periodista
