“Los músicos de tradición estamos ganando mucho dinero gracias a los artistas de la nueva generación. Del 2003 para acá hemos cobrado hasta doscientos mil por fiesta”, aseguró la mayimba Manuela Josefa Cabrera, nombrada desde niña como “La Vieja Fefa” y “Fefita La Grande”.
La artista fue parte del panel programado en el Festival de la Música Típica, en el que se han abordado varios ángulos de la música autóctona en el bar Moisés Zouain, del Gran Teatro del Cibao. De InHouse Production de Marino Gutiérrez y William Liriano, es la iniciativa.
Fefita, quien no se deja ver sin maquillaje, lució impecable con chaqueta blanca y ondas en el pelo. La acordeonista nacida en Santiago Rodríguez confesó que cobraba hasta ocho pesos en sus inicios y en 1976 comenzó a viajar por el país, llegando a recibir veinte pesos por show. Al pasar el tiempo “me iba a Baní a tocar por tres mil pesos”.
Orgullosa de ser reconocida y admirada por décadas, Fefita dijo que “cantando malo” se ha mantenido en el gusto popular. “Donde yo llego, puede estar cualquiera y llegó la Vieja Fefa”.
A su juicio, hacer un nombre y mantener una figura como ella lo ha hecho, es un ejemplo para los artistas de ahora. “Hice un nombre pero yo nací artista, los artistas nacen. Los nuevos deben verse en ese espejo”, remarcó.
Agapito, el más cotizado
Junto a Fefita La Grande estuvo el locutor José Miguel Ortiz (Papillón) y Aquilino Paulino, director del ballet folklórico de Utesa. Papillón, conocedor y difusor del ritmo, aprovechó la tribuna para criticar a los “teóricos” que nunca han ido a bailar en una “enramá” y escriben por referencias de otros.
Tanto Papillón como Fefita La Grande coincidieron en que el músico Agapito Pascual, de la vieja guardia y con su jaleo especial, fue el gran protagonista de la cotización del ritmo. “Con estos ojos que se lo van a tragar la tierra vi a Agapito recibir doce mil pesos por una fiesta”, confesó La Mayimba.
Tocando tambora, a finales de los años setenta, Agapito Pascual, nativo de Puerto Plata, fue requerido por los mejores conjuntos típicos de la época, tales como Francisco Ulloa, Rafelito Román, Bartolo Alvarado. Luego, aprendió a ejecutar el acordeón y fundó su propia agrupación, logrando, -narra Víctor López- que su música, desde 1987 se escuchara en todo el país. “Norcita”, “El moderno Gollo”, “La vieja y su pipa”, fueron parte de sus éxitos.
Comercialización
Vender, hacer comercial la música típica les costó mucho a sus intérpretes. Afirma Fefita que cada músico tenía que alquilar espacio en emisoras para sonar sus propios temas y anunciar sus fiestas. Era la época de los servicios públicos, pagados a 25 centavos. De anuncios, asegura la acordeonista, se ganaba hasta 300 pesos y mensual pagaba RD$7,000 por la hora.