Por: Marilyn Ventura
No es posible enterarnos de situaciones y acontecimientos vergonzosos
sobre comunicadoras que actualmente trabajan en diferentes espacios
televisivos.
Que ejemplo están dando a la sociedad y en especial a los jóvenes estas supuestas conductoras de televisión, quienes al parecer no les importan para nada sus reputaciones.
Que penoso es leer en periódicos y digitales que una figura pública, quien por su condición debería ser paradigma de generaciones, se ha visto envuelta en pleitos, diatribas y comentarios malsanos donde está involucrada su moral y reputación.
Este tipo de conflictos muchas veces saca a relucir temas relacionados con infidelidades y dudosos asuntos personales, entre otros tópicos sexuales donde se involucra sexo por dinero.
Entendemos que la popularidad que disfruta una comunicadora debería emplearla para temas menos vergonzosos y aprovecharla para canalizar su desarrollo personal e intelectual.
Recordemos que la belleza y las posiciones pasan, que el poder es circunstancial, que todo lo que sube baja, que dentro de unos años no tendrán la misma contextura física de ahora y que al final del camino solo los verdaderos amigos y la familia permanecerán en nuestras vidas.
Es lamentable que todavía plantas televisoras cuenten con la presencia de estas pseudas comunicadoras, quienes en vez de sumar restan, en vez de aportar destruyen y en vez de aprender el oficio correcto de la comunicación lo utilizan para lucrarse personalmente aprovechando su notoriedad a través de los medios.
Que ejemplo están dando a la sociedad y en especial a los jóvenes estas supuestas conductoras de televisión, quienes al parecer no les importan para nada sus reputaciones.
Que penoso es leer en periódicos y digitales que una figura pública, quien por su condición debería ser paradigma de generaciones, se ha visto envuelta en pleitos, diatribas y comentarios malsanos donde está involucrada su moral y reputación.
Este tipo de conflictos muchas veces saca a relucir temas relacionados con infidelidades y dudosos asuntos personales, entre otros tópicos sexuales donde se involucra sexo por dinero.
Entendemos que la popularidad que disfruta una comunicadora debería emplearla para temas menos vergonzosos y aprovecharla para canalizar su desarrollo personal e intelectual.
Recordemos que la belleza y las posiciones pasan, que el poder es circunstancial, que todo lo que sube baja, que dentro de unos años no tendrán la misma contextura física de ahora y que al final del camino solo los verdaderos amigos y la familia permanecerán en nuestras vidas.
Es lamentable que todavía plantas televisoras cuenten con la presencia de estas pseudas comunicadoras, quienes en vez de sumar restan, en vez de aportar destruyen y en vez de aprender el oficio correcto de la comunicación lo utilizan para lucrarse personalmente aprovechando su notoriedad a través de los medios.