Por:Grisbel Medina R.
De
pronto caímos en cuenta que la tierra, más que golpazos, tenía urgencia
de un trato digno y amoroso. Ahora sabemos que los recursos naturales
tienen fecha de caducidad. Y de pronto nos volcamos a una fiebre por
preservar justo cuando el planeta ensordece por gritos de auxilio.
Y
entonces el agua escasea, el calor arrecia, los terremotos aumentan y
los incendios se tragan millones de tareas forestadas, echando a perder
las ramas que son pulmones para la humanidad. El ambiente es la vida del
planeta, qué tarde lo hemos entendido.
La
buena noticia es que la globalidad también hizo cercano el esfuerzo de
quienes luchan por aquello que nos debe importar a todos. Y nos regocija
saber que Greenpeace solicita al gobierno dominicano que pague cuota y
sume un voto en la Comisión Ballenera Internacional, para impedir que
las ballenas jorobadas sean cazadas en los países donde matarlas está
permitido, caso Dinamarca.
Y alegra ver
a la gente con funditas para amar la tierra, al no tirar desperdicios
en la calle, mientras otros colectivos promueven el reciclaje y les
duele el despilfarro de agua. Mientras hay poblaciones muriendo por no
mojarse la lengua y lavarse las manos con unas gotas de agua potable.
A
propósito de conciencia ambiental, hay una cita con el Festival de Cine
Medioambiental Dominicano. En Santiago, vayamos a ver “La guerra de la
arena”, que aborda el proceso de comercialización de agregados y cómo
impacta negativamente en nuestros ecosistemas.
Veamos
juntos “Extinction Soup”. Entérese, cada año mueren 100 millones de
tiburones en todo el mundo por la práctica del cercenamiento de sus
aletas. No nos perdamos “Lago Enriquillo, preludio del cambio
climático”, el documental que relata los orígenes del lago más grande de
las Antillas y su proceso de evolución, hasta convertirse hoy en día en
un fenómeno ecológico que ha captado la atención en la sociedad
ambientalista de todo el mundo.
De
ñapa, “Cotorra, una historia secreta”: veremos el peligro de extinción
que sufren debido a la caza escondida y a la pérdida de su hábitat al
ser colocadas en cautiverio.