Por :Johnny Arrendel
Contrario
a lo que externan algunos críticos y especialistas, me parece que la
película “No hay más remedio”, cojea de su dirección, más que de la
historia que cuenta.
También
pienso diferente en cuento a las actuaciones protagónicas. Considero la
de Iván García menos lograda, con relación a sus partners, Angel Haché
y Salvador Pérez Martinez.
Lo
que afecta a Don Iván es la consabida teatralidad de los actores
curtidos en las tablas, por lo regular con tendencia a la sobreactuación
y que es un ruido, un obstáculo que interfiere en la comunicación con
el público.
Se
trata de que mientras en las salas de teatro es preciso impostar la voz
y marcar los ademanes con mayor fuerza a fin de proyectarse en los
espacios donde se distribuye el público, en cine, la magia del lente
macro dimenciona el mínimo detalle.
Pero
una dirección bien encaminada canaliza los talentos. Ese mismo Iván
García está superbo al encarnar a Máximo Gómez, dominicano Libertador de
Cuba, en el documental “Hijo del Destino”, realizado por el joven
cineasta Ramón Elías Reyes.
Angel
Haché frasea con bastante naturalidad sus parlamentos, y si su papel se
cae a posteriori, es precisamente por la dirección deficiente de José
Enrique Pintor.
De su lado, el “Pera” Martínez sorprende por su chispa humorística, aunque a menudo se pierde o sale de su personaje.
Fíjense
el dislate de Pintor: el grupo de atracadores improvisados, es decir
“los viejos”, se presentan enmascarados, mientras, “los profesionales”
irrumpen a cara descubierta y sin preocuparse por cámaras de seguridad y
testigos, algo insólito.
Poco
creíble, además, un aparataje como el que montan los asaltantes
rejugados para el botín antes delineado por los ancianos, relativamente
escaso para sus planes.
Johnnie
Mercedes, un actor que prometía para el futuro de la incipiente
cinematografía local, se ha dejado encasillar, y se repite en sus
papeles recientes.
No
necesariamente, el que una historia sea convencional o presente lugares
comunes y coincidencias con otras, obliga a descartar que a partir de
ella se elabore un buen filme, siempre que el director lo conduzca a
buen puerto.
Pero
la evidencia más clara de realización errática, es la indefinición de
género de esta producción, que pretende ser comedia y drama al mismo
tiempo.