UNA FIESTA HISTÓRICA:El Torito y Banda Real Agua Azul Mao

Por: Joseph Caceres

Son 17 consecutivos, de manera ininterrumpida, que lleva Héctor Acosta “El Torito” presentando el baile del 25 de diciembre en la ciudad noroestana de Mao, Valverde, que la noche del jueves 25  abarrotó por completo las instalaciones del Complejo Turístico Agua Azul.


Alrededor de 2 mil personas se reunieron desde temprano en el local, donde además de El Torito, estuvo a primera hora la orquesta típica Banda Real, que también contó con una gran acogida.


Al filo de la 1:00 de la madrugada subió a tarima la orquesta de Héctor Acosta, que se mantuvo hasta las 4:00 de la madrugada presentando su repertorio durante tres horas corridas de merengue, bachata, y su obligado segmento con rancheras y canciones clásicas mexicanas.


Como tampoco no pudo faltar el merengue donde alude a la situación de los conjuntos del beisbol criollo, y su exaltación a Las Aguilas Cibaeñas, del cual el Torito es fanático.

Y tratándose de un público conformado por gente de la línea noroeste, la efervescencia de la gente no se hacía esperar, con aclamaciones que retumbaban en todo el recinto.

Esta fiesta tradicional es considerada por algunos como la actividad bailable más importante de todas las que se organizan durante el año en Mao, pueblo este que exhibe un desarrollo económico consistente, a juzgar por los niveles de consumo que se podían apreciar en mesas servidas con whisky Gold Label y otras bebidas Premium, que superan con creces a muchos establecimientos del mismo género de la capital y de Santiago.


Si a eso se le añade la gran cosecha de muchachas jóvenes, bonitas, y bien presentadas que adornaban la sala, para nada se asemeja ese ambiente al carácter provinciano con el que en el pasado se etiquetaba al público de la región.


Son los cambios que de manera gradual se han venido dando en los pueblos del país, en su proceso de actualización y renovación permanente, adoptando modismos genéricos de la sociedad globalizada en que vivimos.


En fin, una fiesta memorable, con un Torito encendido, con la pista caliente, que no se quería ir, pese al “bateo y corrido” que había protagonizado durante las tres horas en que estuvo tocando sin parar.