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Por: Marilyn Ventura
La televisión dominicana está llena de eruditos que se creen saben de todo un poco y opinan como si siempre tienen la verdad absoluta de todas las cosas.
Parece una praxis común y corriente, o mejor dicho algo cotidiano para los que hacen televisión, creerse que poseen todos los conocimientos sobre temas y tópicos que están en el tapete.
Esos doctos hacen pasar una vergüenza a cualquiera, debido a que discuten con tanta efervescencia y seguridad que hacen quedar en ridículo hasta el más letrado.
Los sabios comunicadores por lo regular están empapados de las noticias diarias, aunque no poseen conocimientos a profundidad, si son ágiles de verbo y manejan una amplia lexicología para confundir al enemigo.
A diario escuchamos tanto en radio como en televisión a esos cultos instructores de la ciencia y la cultura, muchas veces con manejando estadísticas incorrectas y haciendo uso de la mentira y el oportunismo.
Respetemos la inteligencia de los demás, no nos creamos que tenemos la última palabra en todo ni la verdad más absoluta. Seamos humildes, bajemos la cabeza cuando nos equivoquemos y reconozcamos en otros las virtudes que los adornan.
El hecho de ser instruidos en algunos temas no nos da potestad para creernos dioses ni para concebir que somos los mejores. Los medios de difusión están creados para educar e informar, no para escuchar o ver a pedantes comunicadores con ínfulas de “sabelotodo”.
