Hay grupos o cantantes que, en algún momento de sus carreras, pusieron las expectativas muy altas, ya fuera con un trabajo experimental o con una obra que hicieron por simple divertimento. Como es lógico, no siempre salieron bien las cosas, y lo que era una producción millonaria acabó siendo un estrepitoso fracaso de ventas.
New Order – Blue Monday: Este primer caso es una excepción que confirma la regla (si es que las hay). La banda británica, pensando en hacer más atractiva la venta del extenso tema titulado Blue Monday, decidieron confeccionar una portada original para conseguir tal objetivo, aunque la pega estaba en que podían perder diez peniques por cada venta. Finalmente, el maxi se convirtió en uno de los más vendidos de la historia de la música y tanto la compañía como el grupo se arruinaron.
Bruce Springsteen – Human Touch:: Springsteen no estaba muy seguro del material de Human touch, por eso fue retrasando su publicación hasta el mismo día del lanzamiento de Lucky town. A tenor de la simultaneidad comercial y de la mayor acogida que tuvo Human touch en comparación con Lucky town, el noveno LP del ‘Boss’ terminó siendo, para prensa y seguidores, como un trabajo menor. De hecho, el propio autor confiesa haber intentado escribir "canciones alegres que no funcionaron".
Michael Jackson – Invincible: El décimo disco de Michael Jackson (y el último que publicó en vida) se quedó en un intento. Tenía grandes temas como Speechles, You rock my world o Cry, pero los treinta millones de dólares invertidos en el álbum no fueron suficientes para culminar una carrera de éxitos. La discográfica (Sony), que ya estaba enfrentada con Jackson, no promocionó lo suficiente Invincible. El LP vendió trece millones de copias, una cifra alta si no es comparada con los números de Thriller o Bad.
U2 – Pop: A priori, Pop no es un mal disco ni un fracaso, pero sí entraría en el grupo de los álbumes incomprendidos. Con este trabajo, los irlandeses U2 se metieron en el techno y en la electrónica, continuando con la búsqueda y la experimentación en los sonidos. El problema llegó cuando las buenas intenciones se encontraron con la falta de tiempo y de dinero, pues la salida del disco se retrasó y el resultado final, trabajado por varios productores, no fue del agrado de muchos.
Guns n’ Roses – Chinese Democracy: Los seguidores de Axl Rose estaban expectantes puesto que llevaban años (y no pocos) esperando nuevo material de Guns n’ Roses. Realmente no tenían puesto muy alto el listón, pero sí querían algo superior al Spaghetti incident? Quince años después de este trabajo, aparece en el mercado Chinese democracy. Costó trece millones de dólares, pero ni los cambios numerosos en la formación y los arreglos en las composiciones lograron reactivar la ilusión por una banda que ya era, básicamente, una broma.
Elton John – Leather Jackets: De haberlo sabido antes, Elton John no habría grabado Leather Jackets. Es más, él mismo confiesa que es el trabajo que menos le gusta. ¡Y no únicamente por las canciones (Heartache all over the world es considerada su peor canción)!, ya que ni la producción ni la portada se salvan de la quema del autor. El vigésimo trabajo de Elton John marcó un antes y un después en su discografía. Una especie de señal que advierte de lo que no se debe hacer.
Bob Dylan – Self Portait: Dylan se había convertido en lo que más odiaba: en la voz de una generación. Por eso, según declaró en Rolling Stone, decidió publicar Self portait, un LP doble con versiones, grabaciones en directo y descartes, con la intención de mostrar algo mediocre. Cansado del acoso de los seguidores y de la prensa, Bob Dylan escupió, incluso, una portada hecha por él mismo en menos de cinco minutos. Al fin y al cabo, la urgencia por quitarse de encima la cruz de ser la voz de una generación era mayor que la de publicar un disco mucho más decente.
Freddie Mercury – Mr. Bad Guy: El primer y único disco en solitario del que fuera líder de Queen en vida no encajó demasiado. Fue publicado mientras Queen, como banda, se tomaba un tiempo después de The works y A kind of magic. Mercury tardó dos años en reunir material, pero el problema no era el tiempo, sino, tal vez, la elección del sonido; bailable y dirigido a otro tipo de público. En realidad, él mismo pensó que el fracaso de Mr. Bad Guy estaba dentro de la propia dedicatoria que firmaba en la carpeta, pues en ella le ofrecía el disco a todos los gatos del mundo… salvo a los demás, a los que, directamente, mandaba a freír espárragos.
Metallica & Lou Reed – Lulu: Nadie se explica, ni a día de hoy, cómo juntando a Metallica y a Lou Reed pudo haber salido un disco tan incoherente y tan nefasto. ¡Un manchón de tinta! Las canciones, que rondaban los quince minutos de duración y se inspiraban en la obra del dramaturgo Frank Wedekind, eran oscuras, pesadas y pastosas, propiciando una amalgama de sentimientos encontrados entre los seguidores de Metallica y Lou Reed.
The Bee Gees – Sgt. Peppers Lonely Hearts Club Band: El empresario y productor Robert Stigwood, tratando de sacar tajada del legado de The Beatles, rodó una película con The Bee Gees bajo la etiqueta del Sgt. Peppers Lonely Hearts Club Band que pasó del éxito anhelado al ridículo. Si el film fue ya de por sí un sinsentido, la banda sonora rozó el escándalo. El sello RSO invirtió doce millones de dólares en la producción del LP de doble formato que acompañó a la película, pero paró su producción debido al alto coste y a la poca rentabilidad que le estaba dando tan nefasto invento.
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