Entonces el reino de
los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a
recibir al esposo. Cinco de ellas eran prudentes y cinco insensatas. Las
insensatas, tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite; mas las prudentes
tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas.
Y tardándose el
esposo, cabecearon todas y se durmieron. Y a la medianoche se oyó un clamor:
¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle! Entonces todas aquellas vírgenes se
levantaron, y arreglaron sus lámparas.
Y las insensatas dijeron a las
prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se apagan. Mas
las prudentes respondieron diciendo: Para que no nos falte a nosotras y a
vosotras, id más bien a los que venden, y comprad para vosotras mismas. Pero
mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban preparadas
entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta.
Después vinieron también las
otras vírgenes, diciendo: ¡Señor, señor, ábrenos! Mas él, respondiendo, dijo:
De cierto os digo, que no os conozco. Velad, pues, porque no sabéis el día ni
la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir” (Mateo 25:1-13).
Parecería que este
importante mensaje de la venida del Señor, en una parte de su pueblo, tiende a
ser olvidado hoy como nunca antes, y debemos estar alerta, apercibido acerca de
este acontecimiento que podría ocurrir de un momento a otro. Las cosas que suceden
alrededor del mundo se tornan cada vez mas complejas y difíciles para la
humanidad que anhela vivir en paz, tranquilidad y armonía.
Equipar a la Iglesia del conocimiento
sobre el particular es el desafío y gran reto que tenemos por delante quienes tenemos
el llamado de Dios para edificar a su pueblo. No hay tiempo que perder en ese
sentido, manos a la obra que el Señor nos respalda por su Palabra y
revelaciones proféticas.
El relato aquí habla de
cinco vírgenes prudentes y cinco insensatas, es decir, cinco dispusieron
equiparse a la altura de las circunstancias para recibir al esposo con sus
lámparas encendidas y con aceite suficiente, las otras cinco, incensatas, no
hicieron el camino de las cinco prudentes, sino que descuidaron su
responsabilidad para con el esposo poniendo muy poco interés en
prepararse para recibir al esposo, "cabecearon todas y se durmieron".
Ahí estuvo el fracaso espiritual de ellas.
Y cuando a medianoche se oyó un
clamor: "¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle!, quisieron
prepararse mediante sus lámparas pero expresaron "nuestras lámparas se
apagan". Se le hizo tarde.
No permitas que tu lámpara
pase por un proceso similar, si es que se está apagando o ya tocó fondo y se
apagó, tienes el recurso disponible para llenar y restaurar tu lámpara, tu
instrumento, tu vida, tu ser, tu Ministerio, tus talentos y dones, se llama
Espíritu Santo.
Ahora mismo, mientras lee
este mensaje de Dios, puedes entrar en intimidad con ÉL y conciliar cualquier
aspecto de tu vida, dice la
Palabra de Dios: "Las ofrendas a Dios son un espíritu
dolido; ¡tú no desprecias, oh Dios, un corazón hecho pedazos!".
Salmos 51:17 Biblia Dios Habla Hoy(DHH).
Las cinco vírgenes
prudentes las mandaron a comprar aceite, admitiendo así la necesidad de ser
restauradas, no quisieron ceder el espacio y nivel espiritual en que se
encontraban, se habían preparado para el encuentro con el esposo, hicieron el
trabajo, nosotros también debemos de hacerlo porque el esposo se acerca,
levántate, despierta a esta verdad y realidad, no queda mucho tiempo, ahora es
el momento agradable para hacerlo.
El relato afirma de las
insensatas: "mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; "y las
que estaban preparadas entraron con él a las bodas;" y se cerró la
puerta."
Concluye la crónica de
esta experiencia comunicando lo siguiente: "Después vinieron también las
otras vírgenes, diciendo: ¡Señor, señor, ábrenos! Mas él, respondiendo, dijo:
De cierto os digo, que no os conozco. Velad, pues, porque no sabéis el día ni
la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir”.
Matemáticamente esta
parábola significa que en el pueblo de Dios hay una representación compuesta de
mitad prudente y mitad insensato. Y esas son estadísticas alarmantes en estos
tiempos en los que no debe escacear nuestro aceite que es el Espíritu Santo en
nuestro templo que es nuestra lámpara porque somos luz.
Preparémonos Iglesia, de
tal manera, que si ahora viniera el esposo, nuestras lámparas tengan presencia
del ESPÍRITU SANTO, EL ACEITE QUE NECESITAMOS PARA IRNOS CON ÉL. AMÉN.
El que da testimonio de
estas cosas dice: Ciertamente vengo en breve. Amén; sí, ven, Señor Jesús.
Apocalipsis 22:20
QUE CUANDO SUENE LA TROMPETA , SU IGLESIA
ESTÉ PRESENTE EN LA
CITA CON EL SEÑOR!! ESA ES MI FE!!!!
A SU NOMBRE GLORIA!!!
MARANATHA!!!