Los padres de Puente emigraron de Puerto Rico a El Barrio, en el Harlem hispano, poco antes de su nacimiento. Curiosamente, ninguno de sus progenitores era músico.
Sin embargo, su madre, Ercilia, advirtiendo su talento, lo puso a tomar clases de piano a los siete años. Otro evento fortuito contribuyó a moldear su futuro: el accidente en bicicleta que lesionó su tobillo y frustró sus sueños de llegar a ser un gran bailarín, para lo que evidenciaba una precoz aptitud.
Se educó en la prestigiosa escuela musical Juilliard de Nueva York. Y, tal vez más importante aún, hizo su aprendizaje -como baterista y percusionista- en las mejores orquestas de su época, las de Noro Morales, Pupi Campo, José Curbelo y Machito.
Pero su destino manifiesto era liderar su propio grupo.
Tras regresar del ejército, formó su primera banda, los Picadilly Boys, que pronto sería rebautizada como Tito Puente y su orquesta. Y ahí comenzó su leyenda, con sus presentaciones en el mítico salón de baile Palladium, en el que tocaban también las orquestas de Pérez Prado y Tito Rodríguez.
Su asociación con los sellos Tico y RCA, a lo largo de varias décadas, produjo grabaciones que son de consulta obligada para los amantes de la música latina, como Cuban Carnival, El Rey Bravo (que contiene su inmortal tema “Oye como va”, popularizado por Santana en 1970), Puente in Percussion y Top Percussion, así como composiciones inolvidables, al estilo de “Para los rumberos”, “El rey del timbal”, “Picadillo”, “Ran Kan Kan” y “Babarabatiri”.
Fue en la década de los años 80, cuando a Tico lo absorbió el imperio Fania, que acercó más su sonido al de la salsa. Reconfiguró su big band al tamaño de una orquesta. No faltaron las grabaciones memorables en este período, como “La leyenda” (con Santos Colón), “La pareja” (junto a La Lupe), “Dancemania 80’s” y la memorable trilogía de álbumes en homenaje a Benny Moré, en los que su orquesta acompañó a un desfile de notables cantantes, incluyendo a Héctor Lavoe, Cheo Feliciano, Celia Cruz, Adalberto Santiago, Néstor Sánchez y Pete “El Conde” Rodríguez.
Con el bajón de popularidad de la salsa hacia fines de los 80, se entregó de lleno a otra de sus pasiones: el jazz latino. Y una vez más produjo álbumes para la historia, como “El Rey”, para Concord, o “Mambo Birdland”, para el sello RMM, que lo hizo acreedor de su quinto y último Grammy.
A 94 años de su nacimiento (su muerte, a causa de una deficiencia cardiaca, se produjo el 31 de mayo de 2000 en Nueva York), Tito Puente sigue tan vigente como siempre.