Don José, quien explicó que vive en casa de un pariente, en el barrio Los Guandules, frente al sector de La Villa Olímpica, dice que usa el dinero de su pensión para comprar medicamentos, para sobreponerse a una erisipela que afecta su pierna izquierda, enfermedad que le atacó debido a su labor de recolector de basura sin que la alcaldía le proveyera de guantes y ropas especiales para proteger su salud. "Y ahora me pagan negándome la pensión", expresa con tristeza.
José Del Carmen Bretón. |
SANTIAGO, República Dominicana.-“Por eso es que el matar no se acaba”, expresa impotente y sin poder contener las lágimas don José Del Carmen Bretón, de 83 años, quien reclama el pago de una pensión de 3 mil 316 pesos con 83 centavos.
Al hacer el relato de su situación, el anciano mira al infinito, suspira y clama, a ratos con rabia, a ratos con impotencia, mientras las lágrimas se deslizan por sus mejillas. “Me van a coger el dinero, no es justo, fueron 23 años que yo trabajé, corriendo detrás de un camión, recogiendo basura, este alcalde no tiene piedad”.
Pese a su avanzada edad y a que sufre los achaques propios de la tercera edad, don José ha acudido en nueve ocasiones al Ayuntamiento de Santiago para tratar de que le paguen la pensión que no recibe desde hace seis meses, sin que ninguna autoridad se digne en darle por lo menos un explicación.
A don José Del Carmen Bretón, que apenas puede caminar porque una de sus piernas está semiparalizada por la erisipela, le brotan las lágrimas, mientras explica al equipo de Acento.com.do, que no cobra la pensión desde enero 2017.
Pero no solo los envejecientes pensionados sufren esta situación. Exempleados cancelados denunciaron que luego de un año de gestión del alcalde Abel Martínez, unos 3,000 hombres y mujeres esperan por el pago de sus prestaciones laborales
La verja del local de Edenorte Dominicana, oficina contigua a la sede del Ayuntamiento, en la avenida Juan Pablo Duarte, se ha convertido en el muro de las lamentaciones para don José y otros envejecientes que sufren la misma injusticia.
Al empezar el mes de agosto en las oficinas de la Alcaldía le dijeron que solo se llevaría un cheque, correspondiente a julio, pero todo se ha quedado en una promesa, no ha recibido nada. Mientras tanto se acumulan las deudas en el colmado y no puede acudir a la farmacia a comprar los medicamentos indispensables para su edad.
“Este alcalde no quiere saber de los pobres”, expresa con tristeza José Del Carmen Bretón y muestra unos papeles manoseados y estrujados que dan cuenta de que fue pensionado con apego a la ley tras su salida del Ayuntamiento en 1985, luego de 23 años de servicio recogiendo basura. José Del Carmen Bretón, fue nombrado por el alcalde Oscar Gobaira, en 1963.
Desde entonces ha llovido mucho, como se dice en la cultura popular, Bretón cuenta que nunca tuvo inconvenientes con el pago, hasta la llegada del alcalde Abel Atahualpa Martínez Durán, el 16 de agosto del 2016.
Don José, quien explicó que vive en casa de un pariente, en el barrio Los Guandules, frente al sector de La Villa Olímpica, dice que usa el dinero de su pensión para comprar medicamentos, para sobreponerse a una erisipela que afecta su pierna izquierda, enfermedad que le atacó debido a su labor de recolector de basura sin que la alcaldía le proveyera de guantes y ropas especiales para proteger su salud. “Y ahora me pagan negándome la pensión”, expresa con tristeza.
Su caso no es el único. Los hombres y mujeres que envejecieron sirviendo como obreros a la Alcaldía de Santiago fueron abandonados a su suerte, como si se tratara de despojos humanos.
Por ejemplo, don Modesto Rodríguez logró a fuerza de ruegos que le pagaran un sueldo de su pensión, luego de varios meses de atraso.
Asimismo, don Eladio Lazala, quien trabajó por 21 años en el Ayuntamiento de Santiago, 1988-2009, logró cobrar un cheque de RD$ 3, 316.83, y se lamenta de que el pago no le alcanzará para saldar una deuda de RD$ 3, 350, 00 que acumuló porque debe comprar sus medicamentos.
Pero no solo los envejecientes pensionados sufren esta situación. Exempleados cancelados denunciaron que luego de un año de gestión del alcalde Abel Martínez, unos 3,000 hombres y mujeres esperan por el pago de sus prestaciones laborales. Dieron que solo unos 80 habrían cobrado las prestaciones.