Por: William Aleman
Santiago.-En el año 1980 surge el Ballet Folklórico del Centro de la Cultura, bajo la dirección del maestro Fradique Lizardo Barina y coexistían el grupo Areito, Yucayeke y Cibao, luego surgieron Bohío, Quisqueya, Unanime, “Santiago”Utesa, O & M, todos sus directores pasado por el Ballet Folklórico de Centro de la Cultura y expandiendo sus conocimientos a partir del año comienzan a desaparecer los grupos de bailes Folkloricos como fue el caso de Cibao, Areito, Bohío, O & M, Quisqueya, Yucayeke y Unanime, quedando solamente, Ballet Folklorico del Centro de la Cultura, Utesa y Santiago que es un grupo comercial en Santiago.
Además tenemos en Cotuí, San Francisco de Macorís y Mao, en Universidades UTECO, y UASD, esta desaparición y casi extinción se debe al poco apoyo del sector privado y el gobierno ya que los profesores como Rafael Almanzar, Wilson Inoa, Aquilino Paulino, Domingo Sosa, Luis Sosa, por la falta de apoyo está dando sus servicios con profesores en otras áreas de la Educación formal y los únicos profesores que reciben un salario del Estado es José Espinal y María Cepeda (Dayi) lo recibe con bailarines, no como profesores oficial en el Centro de la Cultura.
Además que los profesores de Folklore en sentido general no ha sido llamado con excepciones (algunas) para suplir el área de Educación Artística en las tandas extendidas de Educación formar, incluso otros que terminaron un bachillerato en Folklore en el Instituto de Cultura y Artes Santiago, tampoco ha sido llamado.
El cuanto a grupo de baile, se debe retomar los talleres en los barrios, empleando a los profesores ya mencionados y que están ahí esperando el llamado para brindar sus conocimientos a los jóvenes que están olvido del conocimiento formar de nuestra cultura Papofor siendo su mayor expresión el Folklore y erradicar en nuestra juventud la transculturación existente excepcionalmente por esta razón la falta de apoyo y difusión.
Si no le ponemos atención al Folklore en Santiago, seguiremos viendo nuestros jóvenes dedicado a Regueton, y otros ritmos que no nos identifica como país.