Por Berny Díaz
Como compatriota dominicano, quiero dirigirme a ti con admiración y respeto.
Eres un ejemplo de disciplina, esfuerzo y excelencia. Tu trayectoria te ha llevado a un nivel sin precedentes: no solo eres Grandes Ligas, eres una figura mundial de todos los deportes, el más cotizado y el mejor pagado en la historia.
Por eso, quiero compartirte una reflexión desde el corazón. Tú no eres una persona de andar en discotecas; tu esencia y logros van mucho más allá de eso.
La envidia es ciega, sorda y muda, y siempre habrá quienes no entiendan lo que representa tu grandeza.
Si deseas disfrutar de música o artistas de tu agrado, considera hacerlo en un ambiente privado, rodeado de tu familia y amigos más cercanos.
No es justo que, después de una trayectoria tan brillante y tras alcanzar una hazaña histórica, se te vea en un lugar que no refleja tu verdadero nivel. No lo necesitas, y ese no es tu estilo.
Entendemos que eres joven y estás disfrutando tus vacaciones, pero te pedimos que mantengas la misma prudencia que te ha caracterizado hasta ahora.
No olvidemos el triste recuerdo del intento de asesinato a nuestro querido David Ortiz en un bar de Santo Domingo, un evento que marcó a toda nuestra nación.
Tu legado es un orgullo para todos los dominicanos, y queremos seguir viéndote brillar en el lugar que mereces.