Tele-Audición: ¿Quién la controla?


“La única forma de regenerar el mundo es que cada uno cumpla con el deber que le corresponde”,  Charles Kingley.


Al parecer todos se creen comunicadores profesionales en el país. Da la impresión que no existe una adecuada supervisión del uso adecuado de la palabra, de lo que se expresa ni el contenido “nutritivo” de lo que se dice.
    
Aquí cualquiera puede usar deliberadamente los medios de comunicación sin que su participación les importe a las autoridades.  No se piensa el mal que se les está haciendo con esa participación, principalmente a los que carecen de sólidos conocimientos  como a los niños.
    
Se escucha la expresión: “Si ese señor lo dice en la radio, ¿por qué yo no puedo decirlo? ¿Si ese o esa, animador@, hace tal o cual gesto, indecente, o palabras obscenas, por qué no puedo hacerlo?
    
Lo que podemos traducir que el comportamiento ante los medios, está llevando una cultura de que todo se puede decir o a hacer frente a un micrófono o en la pantalla de televisión.
 
Hace unos días me decía una amigo que tiene hijos menores de edad, que ha optado por no poner ciertos programas de comentarios en la radio, mientras viaja o lleva sus hijos al colegio o sale de paseo con la familia; por que el lenguaje utilizado en ciertas emisoras y comunicadores, no los hace apto para menores. 

Me decía; que tampoco existe un medio, un mecanismo, una institución que sea capaz de parar ese comportamiento por los usuarios de los medios de comunicación.
    
En realidad, no veo ningún estamento estatal que se preocupe por que el vocabulario utilizado por comunicadores  que usan la radio y televisión sea depurado, correcto, con contenido cultural, que aporte.
    
Es frecuente escuchar expresiones sin sentido, mostrando el poco interés por la lectura, la investigación de los usuarios de los medios tele-auditivos.
    
En este artículo llamo la atención, a los medios gráficos, entiéndase noticiario que muestran imágenes espeluznantes, ya que esas mismas escenas no solo afectan el estado anímico de quienes los ven, sino que crea una insensibilidad de ver la vida sin su valor más preciado que es la supervivencia.
    
Sé que una golondrina, no hace verano, pero agradecería a quienes la oportunidad de leer este artículo, que entiendo son muchos y variados, para que los hagan llegar a cada uno en quienes tienen influencia, sean empleadores, encargados de medios de comunicación, profesor@s, estudiantes, clubes de servicios, instituciones académicas, padres, madres, tutores, para que junto elevemos un grito de protesta en favor de la decencia de la comunicación ya sea esta radial, escrita o televisiva.

El autor es médico, escritor y profesor universitario.
Dr. Frank Espino