Por :Luisa Rebecca VALENTIN
SANTIAGO.-En los últimos años, ese género desagradable llamado reguetón
ha colmado el dial de la radio, de vulgaridad y penosa letra que
envuelve a jóvenes y adultos en una maraña de sentimiento alienante,
repetitivo y subyugante que crea una atmósfera de corte cerrado y pobre,
que niega posibilidades e incita a la violencia y al desenfreno.
¿Qué el merengue y la bachata también? No necesariamente. Aunque el merengue y la bachata puedan en algunos casos rayar en el diámetro de la vulgaridad, no tenemos piezas que digan "vamo a entrarno a puñetazo to", o "que dame por atrá, que me duele", "delicias" que han sido ignoradas por la Comisión Nacional de Espectáculos Públicos y que siguen sonando en la radio con fuerza y payola.
La letra es desastrosa,
lleva a los jóvenes a un mundo de encierro, negatividad y violencia,
soterrada o abiertamente expuesta, incitando al sexo, a las drogas y al
desenfreno. Jóvenes adolescentes que no han definido su rumbo y su
conciencia, se lanzan al ruedo en un baile vulgar, imitando las figuras
que enarbolan el reguetón y el perreo que, de solo escuchar su nombre,
nos resulta repulsivo.
A parte de aquellos mensajes, está el ritmo, este ritmo monotónico que desespera, tan monótono y agobiante, que causa esa sensación de estar en una cárcel, atrapados en aquella monotonía ensordecedora y terrible y temiblemente alienante que resulta asfixiante.
A parte de aquellos mensajes, está el ritmo, este ritmo monotónico que desespera, tan monótono y agobiante, que causa esa sensación de estar en una cárcel, atrapados en aquella monotonía ensordecedora y terrible y temiblemente alienante que resulta asfixiante.
Se trata de un ritmo que va haciendo su efecto al
escucharlo. es ir como va Vicente, donde va la gente, sin hacerse
cuestionamientos, sin atreverse a decirlo ante los amigos por temor a la
burla. Es ese sentido de no salir de ahí, estar en lo mismo, en ese
mundo absurdo que sugiere ese género de ghettos y de marginados, sin
sueños, solo con la esperanza del dinero fácil.
Ya estamos recibiendo los frutos de esto. Jóvenes violentos y rebeldes, muchachos que se suicidan o hacen lo que les da la gana, que no tienen disciplina, ni valores.
Ya estamos recibiendo los frutos de esto. Jóvenes violentos y rebeldes, muchachos que se suicidan o hacen lo que les da la gana, que no tienen disciplina, ni valores.
Muchachos que pierden sus años de creatividad y vitalidad
entre sueños de drogas, sexo y violencia, dejando atrás sus mejores años
entre el "tunque tunque" de ese género que no dice nada que valga, ni
en términos de letra, ni en términos de música y en términos de aporte a
la conciencia y al espíritu, mucho menos...