Hemos visto como muchos comunicadores están apostando por los programas de temporada en vez de creer en la televisión diaria o semanal.
Ahora muchos se cuestionan sobre qué estará pasando para que un comunicador o una comunicadora acepten el reto y se decidan a dejar una producción que les genera presencia regular ante los medios y el público, a optar por televisión cada tres o seis meses.
Si bien es cierto que las producciones han mermado mucho por asuntos de publicidad y otras vicisitudes que se presentan en la televisión, no menos cierto es que la exposición mediática que les crea un programa diario o semanal no tiene comparación.
Se trata de convertirte en figura y explotar ese potencial al máximo, ya que no solo se trata de conducir un espacio, sino que a medida que más te expones más trabajos colaterales te llegan.
Una personalidad de la televisión con vigencia y presencia diaria puede convertirse fácilmente en imagen de marcas y productos, comerciales, maestrías de ceremonias, presentaciones de conciertos, presencia en actividades y otras iniciativas que pueden ser muy lucrativas económicamente hablando.
Es por esto que nos sorprende cuando una comunicadora anuncia que deja la televisión diaria para envolverse en proyectos de temporada, ya que estamos seguros, aunque tengan más tiempo libre y menos esfuerzo, esto le puede causar pérdidas en cuanto a su figura y cuenta bancaria.
Como bien reza un viejo refrán: no es lo mismo llamar al diablo que verlo llegar, por lo que cuando se toma esta decisión de seguro se ha analizado muy bien y se tiene bajo la manga un infalible plan b.
Por: Marilyn Ventura